Los mexicanos mostraban en una mano lo que Parry ha llamado 'un muy alto grado de docilidad social-sumersión por disposición de la individualidad en la personalidad de la tribu', pero contra esto se debe poner un rayo de individualismo personal con la tendencia hacia la violencia y el extremismo.
En un estado militar como lo Tenochtitlan, la valentía física era dada por sentado, y la muerte en batalla era algo que buscar. Como un poeta mexicano escribió:
El éxito en la guerra había dado a los Aztecas más que un justo orgullo nacional, y la arrogancia de los oficiales mexicanos y los recaudadores de impuestos era notoria. La estructura y valores de la sociedad eran designados para fomentar la competencia y orgullo de los logros, y los Aztecas claramente no sufrían de una deficiencia en ambición y auto-estima, ni aparentemente en pasión, por las severas penas por adulterio y alcoholismo -los cuales eran crímenes de exceso - sugieren que estos eran dos demonios que sólo podían ser controlados por represión.
Se esperaba que un Azteca bien criado, sin embargo, ejerciera auto-control y se comportara con dignidad. Sahagun ha dejado un retrato hablado del noble perfecto, una persona que es seria y modesta, quien 'no desea alabanzas', quien es 'solicitado por otros', casto y devoto, elocuente pero discreto en su conversación, diligente, sabio, comedido, 'un seguidor de los caminos de sus padres' y un ejemplo para la gente. Esto, por supuesto, es una idealización y el alto estandar de comportamiento puede haber sido más frecuentemente buscado después de lograrlo.
El mismo énfasis en la moderación, responsabilidad y auto restricción es encontrado en los Preceptos de los Ancianos, una clase de literatura para instruir a los jóvenes en el comportamiento y maneras escrita en un estilo muy rimbombante. Aquí un padre Azteca habla a su hijo:
Hay mucho más en la misma veta y cerca del final, inevitablemente viene la oración que todo hombre joven ha escuchado alguna vez: 'Hijo, si tu no escuchas el consejo de tu padre, te ira mal, y la culpa será tuya.'
Los mexicanos eran aficionados a hacer discursos y dar consejos y muchas de sus canciones y poemas tiene un tema filosófico que dá conocimiento adicional en el ornamento Pectoral 8 en la forma de una serpiente de dos cabezas. Mosaico turquesa en una base de madera.
El temperamento Azteca. Una obsesión es con la transitoria naturaleza de la vida y la dificultad de encontrar algo permanente en la Tierra:
Aún la búsqueda por la verdad filosófica termina en falla y duda.
¿Cuántos pueden verdaderamente decir que la verdad esta o no ahí?
Algunos encontraron una solución en el epicureísmo, el goce de la vida mientras dure pero aún sus placeres fueron teñidos de melancolía:
La misma fatalistica aceptación puede ser vista en la relación con los dioses, cuando el amor a la pompa y la ceremonia alcanzó su climax en el ritual de la veneración.
Las generalizaciones acerca del carácter nacional siempre son peligrosas y engañosas, pero el típico Azteca (que debe haber sido tan raro como el típico hombre inglés) parece haber sido un buen ciudadano, preferentemente conservador y atado a las tradiciones, con sus instintos conservadores y agresivos mantuvo sus buenas maneras y auto-control, ceremonioso en su trato con otras personas, sensitivo a la belleza y al simbolismo que subyace a filosofía y religión, proclive a ser pomposo y quizás un poco sin humor, honesto y trabajador, orgulloso de su posición en sociedad, supersticioso y fatalístico en su actitud hacia la vida.